terça-feira, 16 de maio de 2017

¿Donde estás, inspiración?

Es raro no saber sobre qué escribir. Hay días en los que nos sentamos frente a una hoja de papel durante el rato suficiente para cansarnos de identificar las ocasionales manchas diminutas del tiempo, del polvo, de nuestras manos en sus bordes, pero no escribimos. No, simplemente pensamos e incluso eso lo hacemos de forma muy dispersa. Navegamos en el universo de nuestro desordenado pensamiento donde, al mismo tiempo, suenan una canción, la reclamación matutina de alguien en el autobús y nuestras ganas de beber café, entre otras cosas. Miramos por la ventana: No vemos nada. Creemos que en algún lugar, en el espacio que nos rodea, invisible, se encuentra ese elemento que accionará nuestra inspiración. De repente pasa algo, un coche. Imaginamos una persecución y empezamos a escribir algunas líneas, hasta darnos cuenta de que ese no es ni siquiera un género que nos llame, no al menos en cuestiones de creación artística. Arrancamos la hoja, hacemos una bola y la apartamos a un lado, si no la hemos tirado a la basura con miedo a contaminarnos con lo que consideramos escrita demasiado comercial. Miramos de nuevo: Un beso. dos hombres se besan al otro lado de la calle, así que imaginamos una historia de amor sin parangón, de dos personas que intentan sobrevivir en una sociedad que los repudia por sus decisiones personales. Antes de escribir ya nos damos cuenta de que ese es un tema muy comentado, muy escrito, muy estudiado: "Que lo hagan otros, yo quiero ser original". ¿Entonces qué? Si escribo una história medieval, estaré copiando nuestra propia história; Si es un romance, lo mismo da como lo escriba, de tanto que se ha trabajado en ellos, no existe uno que no sea un "factor comercial", algo hecho solo para vender y que lo lean amas de casa o adolescentes; Una história de guerra moderna está ya fuera de cuestión. Piensa, piensa... ¿Y si escribo un poema? Podría escribir sobre algo diferente, ¿sobre qué? Algo pequeño, algo que no tenga vida: un botón. Nah... Para escribir sobre un botón, o hago algo que a nadie le interese, o le doy vida al dichoso botón, entonces estaré creando un poema como cualquier otro. ¡Qué difícil! 
Basta, escribiré sobre mi vida, que nadie lo ha hecho aún. ¿Una biografía, una história fantástica basada en ella, o un poema ilídico? "¿Has visto lo que has hecho? Has referenciado la Ilíada inventando una palabra. Vamos por buen camino, ya estás inventando". Bien, ¿Empiezo por mi nacimiento o algún punto supuestamente interesante en el medio del camino? ¡Tantas preguntas! ¿Donde estás, inspiración?

En ese momento, por supuesto, te entra hambre, vas a la cocina, te sirves un bol de leche con cereales, enciendes la televisión con la intención de despejar un poco tu mente -pensando en volver a escribir más tarde-, te relajas y justo dan lo que querías ver.

Para cuando has vuelto a sentarte en la mesa ya es demasiado tarde, no te gusta ver un nuevo papel en blanco, cierras el cuaderno y te vas a dormir.

Bryan L. Black

Nenhum comentário:

Postar um comentário